El cemento, un componente vital en la construcción, ha sido históricamente un aliado indispensable para la edificación de estructuras resistentes y duraderas.
El cemento tradicional en la historia de la construcción
El uso de cemento en la construcción tiene una historia que se remonta a miles de años. Uno de los primeros ejemplos conocidos de su uso se encuentra en la región del Levante del Mediterráneo, donde antiguas civilizaciones como los egipcios, asirios y babilonios empleaban una forma primitiva de cemento hecho de caliza calcinada y arcilla. Este cemento primitivo se utilizaba principalmente como mortero para unir ladrillos y piedras en la construcción de estructuras.
Sin embargo, uno de los hitos más significativos en el desarrollo del cemento moderno ocurrió en el siglo XIX, con la invención del cemento Portland por el ingeniero británico Joseph Aspdin en 1824. Aspdin patentó un proceso para producir un cemento similar a la piedra de Portland, una piedra caliza de alta calidad encontrada en Inglaterra. El cemento Portland se convirtió rápidamente en el estándar de la industria debido a su durabilidad y resistencia, y sigue siendo el tipo de cemento más utilizado en la actualidad.
Desde entonces, el uso de cemento en la construcción ha experimentado un crecimiento exponencial, convirtiéndose en un componente fundamental en una amplia gama de proyectos de construcción en todo el mundo. Sin embargo, el impacto ambiental asociado con la producción de cemento ha generado un interés creciente en alternativas más sostenibles y ecológicas, impulsando la investigación y el desarrollo de nuevos tipos de cemento que minimicen su huella de carbono y promuevan prácticas de construcción más responsables.
Con el cemento tradicional por cada tonelada de cemento producido, se emite una tonelada de CO2 al ambiente, contribuyendo significativamente al calentamiento global.
Además, este tipo de cemento, al ser un material impermeable, impide que la tierra absorba el agua y los gases nocivos, aumentando el riesgo de inundaciones y exacerbando el efecto invernadero. E incluso es el causante de muchos problemas de salud que ya vemos como habituales como las dermatitis atópicas, problemas pulmonares, lesiones oculares, irritaciones respiratorias…
Abriendo caminos hacia la sostenibilidad: Cemento ecológico, una alternativa revolucionaria
Esta realidad plantea un desafío urgente: encontrar alternativas más ecológicas y sostenibles que puedan mitigar el impacto ambiental del cemento convencional.
Y precisamente observando esa necesidad el equipo de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, de la UNAM, ha dado un paso audaz hacia la solución de este problema al desarrollar un cemento ecológico innovador que promete purificar el aire y el agua. Este material utiliza la fotocatálisis para convertir la energía solar en energía química, eliminando el CO2 del ambiente y filtrando el agua a través de un proceso permeable.
Las propiedades de este nuevo cemento son prometedoras: fabricado con materiales reciclados como cascajos, neumáticos desechados y fibras orgánicas, su producción no emite gases de efecto invernadero. Además, es capaz de limpiar hasta un 30% de los gases contaminantes del aire y de convertir las sustancias nocivas del agua de lluvia en nitratos beneficiosos para el suelo.
Y eso es gracias a un proceso de fotocatálisis. La fotocatálisis es un proceso químico mediante el cual se desencadena una reacción utilizando la luz como catalizador. En el contexto del cemento ecológico, la fotocatálisis juega un papel fundamental en la purificación del aire y el agua.
En el cemento ecológico, se incorporan materiales fotocatalíticos que tienen la capacidad de absorber la luz solar y utilizarla para activar reacciones químicas que descomponen compuestos orgánicos e inorgánicos nocivos presentes en el aire y el agua. Estos materiales fotocatalíticos suelen ser óxidos metálicos, como el dióxido de titanio (TiO2), que tienen la propiedad de generar electrones cuando son expuestos a la luz solar.
Cuando la luz solar incide sobre la superficie del cemento ecológico que contiene estos materiales fotocatalíticos, los electrones generados son capaces de interactuar con las moléculas de agua y oxígeno presentes en el aire, desencadenando una serie de reacciones que oxidan y descomponen contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles (COV) y otros compuestos nocivos.
Además de purificar el aire, la fotocatálisis también puede utilizarse para purificar el agua. En el caso del cemento ecológico, cuando el agua entra en contacto con la superficie fotocatalítica del material, se desencadenan reacciones similares que oxidan y descomponen contaminantes presentes en el agua, convirtiéndola en agua más limpia y segura para su uso.
El futuro del nuevo cemento ecológico
A pesar de sus beneficios ambientales, el cemento fotocatalítico enfrenta desafíos en términos de rentabilidad. La falta de una planta productiva ha elevado su costo a cuatro veces el precio del cemento tradicional, lo que dificulta su accesibilidad para proyectos de construcción a gran escala.
Aunque el camino hacia la comercialización a gran escala puede ser difícil, en Brillas Agustí creemos que el potencial del cemento ecológico para transformar la industria de la construcción es innegable.
Con el apoyo adecuado y el compromiso de la comunidad global, esta innovación podría allanar el camino hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
En Brillas Agustí, nos comprometemos a explorar y adoptar tecnologías ecológicas que impulsen el progreso hacia una construcción más consciente y responsable. Juntos, podemos construir un mañana más brillante para las generaciones venideras. ¡Únete a nosotros en este emocionante viaje hacia un futuro más verde y próspero!